29 de septiembre de 2017

A qué le da importancia ¿al mensaje o al mensajero?


¿Le ofende la gente a la que usted define como incorrecta le señale sus incongruencias, sus equivocaciones? ¿Le ofende porque lo hace mal, según usted, desde la inmadurez, la amargura o el odio? Déjeme decirle que permanece sordo al mensaje por rechazo al mensajero. Eso es JUZGAR. Su disgusto està siendo asumido por el ego y su propia inmadurez. 

     Existen seres descarnados, seres de otros estadios dimensionales portadores de mensajes pero, ¿sabe usted reconocer al mensajero de luz o de sombras? También aplica para saber reconocer a personas bien intencionadas y mal intencionadas de nuestra propia dimensión 3D. 



Sustraje de un texto lo siguiente: 
El mensajero no requiere que satisfaga las expectativas de otras personas, que piensan que si hubiese un Nuevo Mensaje de Dios este sería entregado por una especie de superpersona, un superhombre o una supermujer —alguien sin falta, magnífico y capaz de realizar milagros—. Esta clase de expectativas son inherentes a la percepción humana, porque la gente no entiende la naturaleza, el propósito y el plan de Dios. Ni siquiera las escrituras pueden revelar esto completamente por sí mismas. [...] Porque él no se ganará a la gente con el encanto, el carisma o la brillantez intelectual. No cautivará a la gente cumpliendo sus expectativas de grandeza, de poder o de fuerza. [...] Las nociones del poder que tiene la gente están tan distorsionadas y son tan incorrectas, que la gente busca aquí las cosas equivocadas. La Gracia, la humildad, la perseverancia, ser digno de confianza, la paciencia, el silencio —estas son las cualidades de un individuo poderoso—. Pero no es esto lo que vuestras culturas y naciones celebran como demostración de verdadero poder y eficacia. Solo se reconoce a los testarudos, a los intrépidos, a los ambiciosos, a los que usan la fuerza para obtener los que reclaman para sí mismos. Pero ese no es el poder de la Gracia. Ese no es el poder que Dios enfatiza dentro del individuo, y no es el poder del Mensajero.

Ante todo y  lo màs importante será el sentido común, y éste no proviene de grandes egos, altanerías y fanfarronadas intelectuales. Proviene de la empatìa, la humildad, la perseverancia, ser digno de confianza, la paciencia, y saber guardar silencio en el momento preciso. Debe ser importante saber comunicar y no solamente escupir palabras. Por lo tanto, ocúpese de que su pensamiento sea claro de tal manera que sea usted capaz de transmitirlo.